La conexión intestino-cerebro-estrógenos

¿Podría la píldora anticonceptiva afectar a tu salud mental cambiando tu intestino?
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Muchas lectoras de Natural Womanhood están familiarizadas con los efectos negativos de los anticonceptivos orales combinados (AOC), comúnmente conocidos como la píldora. Los AOC, en particular, contienen estrógeno y progestina sintéticos, frente a los llamados "minipíldoraque sólo contiene progestina. Hemos escrito mucho sobre cómo funcionan las distintas píldoras y dispositivos anticonceptivoscómo la píldora afecta a sus ciclosy el numerosos efectos secundarios de los anticonceptivos, uno de los cuales son los cambios en la salud mental, incluyendo depresión.

Pero hasta hace poco, no sabíamos por qué anticonceptivos causaron estos efectos sobre la salud mental (que, por cierto, son un riesgo tanto para los AOC como para la minipíldora). Pero investigaciones recientes ha descubierto que la píldora anticonceptiva puede alterar no sólo el equilibrio hormonal, sino también el de las bacterias intestinales. Esta asombrosa relación entre los cambios hormonales e intestinales de la píldora y el efecto combinado sobre el cerebro de las usuarias está proporcionando por fin pistas para comprender los efectos de la píldora sobre la salud mental.

El cerebro y el "segundo cerebro" (el intestino)

A primera vista, el intestino y el cerebro parecen tener tareas muy diferentes. El primero digiere los alimentos y absorbe los nutrientes, mientras que el segundo procesa los pensamientos, almacena los recuerdos y controla el movimiento. Sin embargo, los científicos saben ahora que comparten muchas características y se comunican más estrechamente de lo que antes se imaginaba. 

Tanto el intestino como el cerebro están repletos de complejas redes de células que envían y reciben señales, ambos dependen de mensajeros químicos llamados neurotransmisores y ambos influyen en cómo nos sentimos física y emocionalmente. De hecho, el intestino contiene su propia red de neuronas que recubren el tracto intestinal, conocida como el sistema nervioso entéricoque a veces se denomina "segundo cerebro"porque puede funcionar de forma independiente sin dejar de comunicarse con el cerebro a través de nervios y señales químicas [1].

Desde hace más de una década, los científicos estudian el sistema nervioso entérico, pero todos conocemos sus efectos. Si alguna vez has tenido esa sensación de "mariposas en el estómago", ¡es tu segundo cerebro disparándose! 

Comunicación entre el intestino y el cerebro

El intestino y el cerebro están unidos a través del llamado eje intestino-cerebro, un sistema de comunicación bidireccional que utiliza nervios, hormonas y señales inmunitarias. Una de las vías más importantes es el nervio vago, que actúa como un cable de información de alta velocidad entre el cerebro y el intestino. El intestino también produce y responde a muchos de los mismos neurotransmisores del cerebro, como la serotonina y la dopamina.

Tanto el intestino como el cerebro están profundamente influidos por el entorno interno del organismo. Al igual que el estrés, la dieta y las infecciones pueden alterar la función cerebral, también pueden modificar la composición del microbioma intestinal (o la comunidad de bacterias beneficiosas que viven en el intestino) y cambiar la forma en que el intestino se comunica con el cerebro. Esta sensibilidad compartida significa que las alteraciones de la salud intestinal pueden afectar a la salud mental, y viceversa. La investigación sobre esta conexión está revelando cómo la comunidad microbiana del intestino, los mensajeros químicos y las señales inmunitarias pueden moldear la función cerebral, influyendo en el estado de ánimo, la cognición e incluso el riesgo de trastornos neurológicos [2,3].

¿Cómo afecta el estrógeno al intestino?

Este constante ir y venir entre el intestino y el cerebro no se produce de forma aislada. Las hormonas, en particular el estrógeno, también desempeñan un papel importante en la conversación. El microbioma intestinal ayuda a regular la cantidad de estrógeno que circula por el organismo produciendo enzimas que pueden activar o inactivar la hormona. A su vez, el estrógeno puede cambiar la composición de la comunidad microbiana del intestino, determinando qué bacterias prosperan [4]. Esta comunidad sinérgica recibe incluso un nombre elegante: la estrobolome.

El microbioma intestinal ayuda a regular la cantidad de estrógeno que circula por el organismo produciendo enzimas que pueden activar o inactivar la hormona. A su vez, el estrógeno puede cambiar la composición de la comunidad microbiana del intestino, determinando qué bacterias prosperan.

Dado que el estrógeno afecta a las regiones cerebrales implicadas en el estado de ánimo, la memoria y la cognición, cualquier cambio en esta conexión intestino-estrógeno puede influir también en la función cerebral. Esta relación a tres bandas entre el intestino, el estrógeno y el cerebro se denomina eje intestino-estrógeno-cerebro, y se está convirtiendo en un elemento clave para comprender la relación entre los cambios hormonales, la salud intestinal y el bienestar mental.

El eje intestino-estrógeno-cerebro

El eje intestino-estrógeno-cerebro funciona a través de un bucle de retroalimentación constante. Las bacterias del intestino pueden reactivar el estrógeno, permitiendo que viaje por el torrente sanguíneo y llegue a varios órganos, incluido el cerebro. El estrógeno influye en la función cerebral actuando sobre áreas que controlan el estado de ánimo, la memoria y el aprendizaje, y también puede afectar al producción de sustancias químicas cerebrales como la serotonina y la dopamina. 

Al mismo tiempo, el estrógeno determina qué microbios viven en el intestino, influyendo en el equilibrio de su comunidad bacteriana y en cómo se comunica con el cerebro. Cuando el microbioma intestinal se desequilibra, los niveles de estrógeno pueden cambiary pueden alterar la función cerebral y la salud emocional. Comprender esta relación es importante porque significa que los cambios en las hormonas, las bacterias intestinales o la actividad cerebral pueden propagarse por todo el sistema.

Cuando el microbioma intestinal se desequilibra, los niveles de estrógeno pueden cambiar, lo que puede alterar la función cerebral y la salud emocional.

Los anticonceptivos orales combinados introducen hormonas sintéticas adicionales

¿Qué tienen que ver los anticonceptivos orales con todo esto? Recientemente, los científicos se han interesado por cómo el uso de anticonceptivos orales podría influir en esta conexión intestino-estrógeno-cerebro. Como ya se ha dicho, los anticonceptivos orales combinados (AOC) contienen formas sintéticas de estrógeno y progesterona que alteran los patrones hormonales naturales del cuerpo; así es como evitan el embarazo, además de reducir los síntomas de problemas reproductivos como los fibromas uterinos o el sangrado menstrual abundante. Pero al modificar los niveles de estrógenos del organismo, los AOC también pueden afectar al microbioma intestinal y a las señales que envía al cerebro. Asimismo, las hormonas sintéticas pueden alterar la comunidad microbiana, lo que puede modificar la cantidad de estrógeno disponible para circular por el organismo. 

Al modificar los niveles de estrógenos del organismo, los AOC también pueden afectar al microbioma intestinal y a las señales que envía al cerebro. Asimismo, las hormonas sintéticas pueden alterar la comunidad microbiana, lo que puede modificar la cantidad de estrógeno disponible para circular por el organismo. 

Un artículo reciente en Obstetricia y Ginecología contemporáneas resumido la investigación sobre cómo los AOC alteran el microbioma intestinal y, a su vez, afectan a la salud mental [5]. Curiosamente, los efectos secundarios de los AOC a largo plazo incluyen ambos trastornos del estado de ánimo (como la depresión) y síntomas gastrointestinales (GI). Y aunque sólo se piensa en los antibióticos como medicamentos que alteran el intestino, pruebas recientes sugieren que los AOC también tienen la capacidad de alterar la composición de las bacterias que viven en el intestino [5]. Esto llevó a los investigadores a preguntarse si el estrógeno sintético de la píldora modificaba el microbioma intestinal y, por tanto, afectaba al estado de ánimo de las pacientes. Para ello, recopilaron los estudios existentes en humanos y animales a partir de una búsqueda bibliográfica en PubMed. 

Las investigaciones sugieren que las mujeres que utilizan anticonceptivos hormonales pueden experimentar cambios en la diversidad y actividad de las bacterias intestinales. Las usuarias de AOC tienen tipos reducidos de ciertas bacterias en comparación con las no usuarias, y esta alteración podría tener efectos sobre diversos resultados de salud. Por ejemplo, existe un riesgo potencialmente mayor de desarrollar o recaer en la enfermedad de Crohn (EC) en mujeres que toman AOC, riesgo que aumenta con la duración del uso de AOC y se vuelve insignificante al interrumpirlo [6]. Los AOC también pueden alterar la permeabilidad intestinal, un factor en la patogénesis de la EC (por ejemplo, un estudio que examinó las diferencias de sexo en la función de barrera gastrointestinal (GI) descubrió que las usuarias de anticonceptivos orales tenían la permeabilidad intestinal más alta en comparación con las mujeres con ciclos menstruales naturales y los hombres [7]). (Este efecto parece limitarse a los anticonceptivos orales que contienen estrógenos, y no incluye la "minipíldora" que sólo contiene progestágeno). 

Todos estos cambios pueden afectar a la función de barrera intestinal, permitiendo que las señales inflamatorias o los precursores de neurotransmisores lleguen al cerebro con mayor facilidad. Hay que recordar que las bacterias del intestino son las responsables de producir muchos de los neurotransmisores que llegan al cerebro, por lo que este efecto inducido por los anticonceptivos hormonales puede afectar a la función de la barrera intestinal. disbiosis puede alterar el equilibrio de estos neurotransmisores, lo que puede provocar complicaciones en la salud mental [5]. 

Otras investigaciones que apoyan la conexión intestino-estrógeno-cerebro

Desde un histórico estudio danés publicado en 2016, que descubrió un riesgo "pequeño pero real" de depresión y uso de antidepresivos con anticonceptivos hormonales (especialmente en adolescentes), sabemos que los riesgos para la salud mental de los anticonceptivos hormonales son reales. El mismo grupo de investigación también relacionó el uso de anticonceptivos hormonales con un aumento de los intentos de suicidio y los suicidios, lo que pone de relieve la naturaleza extremadamente grave de la conexión entre el control de la natalidad y la salud mental [8]. Pero, de nuevo, hasta que se descubrieron las recientes investigaciones sobre el intestino y su conexión con el cerebro, se desconocía el mecanismo que subyace a los efectos de los anticonceptivos sobre la salud mental.  

Para subrayar aún más la conexión entre la salud intestinal y la salud mental, el Obstetricia y Ginecología contemporáneas en un artículo de revisión se explican varios estudios con animales que han demostrado que la alteración del microbioma intestinal o la disbiosis mediada por antibióticos puede provocar comportamientos de tipo depresivo, que pueden revertirse con probióticos [9,10,11,12]. Igualmente, una revisión sistemática 2020 de estudios en humanos hallaron una correlación entre la disminución de la diversidad del microbioma intestinal y los diagnósticos de depresión [13].

Sin embargo, existen investigaciones contradictorias: Un estudio longitudinal de seguimiento de 10 mujeres premenopáusicas sanas (de entre 16 y 40 años) que empezaron a tomar anticonceptivos orales entre enero de 2015 y agosto de 2018 no demostró cambios significativos en la diversidad o composición del microbioma intestinal. Sin embargo, este estudio sí identificó cambios marginales en la función del microbioma intestinal, y no se evaluó el tipo de AOC utilizado en este estudio [14].

Lo esencial

Los cambios en el "segundo cerebro" podrían explicar por qué algunas personas presentan cambios de humor, mayor ansiedad o síntomas depresivos mientras toman anticonceptivos, aunque los efectos varían mucho de una persona a otra. No todos los estudios encuentran vínculos sólidos, y hay muchos factores, como el tipo de anticonceptivo, la dosis hormonal y el microbioma intestinal existente en la persona, que probablemente influyan en los resultados.

Sin embargo, el eje intestino-estrógeno-cerebro pone de relieve que las hormonas, los microbios intestinales y la función cerebral están estrechamente interconectados. Los anticonceptivos hormonales pueden alterar este delicado equilibrio al alterar los niveles de estrógeno y la actividad microbiana intestinal, y esto puede contribuir a los cambios de humor que experimentan algunas mujeres.

Ésta es sólo una de las diversas formas en que estos medicamentos pueden afectar al organismo, junto con los efectos sobre la microbiota intestinal, la regulación hormonal y la salud reproductiva. Aunque algunas personas utilizan estos métodos de forma segura, las nuevas investigaciones destacan la importancia de considerar los métodos naturales de control de la fertilidad, que evitan la introducción de hormonas sintéticas y permiten que los propios sistemas del cuerpo funcionen sin interferencias. 

Referencias

[1] Mayer EA, Tillisch K, Gupta A. Gut/brain axis and the microbiota. J Clin Invest. 2015 Mar 2;125(3):926-38. doi: 10.1172/JCI76304. Epub 2015 Feb 17. PMID: 25689247; PMCID: PMC4362231.

[2] Bonaz B, Bazin T, Pellissier S. The Vagus Nerve at the Interface of the Microbiota-Gut-Brain Axis. Front Neurosci. 2018 Feb 7;12:49. doi: 10.3389/fnins.2018.00049. PMID: 29467611; PMCID: PMC5808284.

[3] Carabotti M, Scirocco A, Maselli MA, Severi C. The gut-brain axis: interactions between enteric microbiota, central and enteric nervous systems. Ann Gastroenterol. 2015 Abr-Jun;28(2):203-209. PMID: 25830558; PMCID: PMC4367209.

[4] Baker JM, Al-Nakkash L, Herbst-Kralovetz MM. Estrogen-gut microbiome axis: Implicaciones fisiológicas y clínicas. Maturitas. 2017 Sep;103:45-53. doi: 10.1016/j.maturitas.2017.06.025. Epub 2017 jun 23. PMID: 28778332.

[5] Zim A, Bommareddy A. Estrogen-Gut-Brain Axis: Examining the Role of Combined Oral Contraceptives on Mental Health Through Their Impact on the Gut Microbiome. Cureus. 2025 Mar 28;17(3):e81354. doi: 10.7759/cureus.81354. PMID: 40291231; PMCID: PMC12034237.

[6] Cornish JA, Tan E, Simillis C, Clark SK, Teare J, Tekkis PP. The risk of oral contraceptives in the etiology of inflammatory bowel disease: a meta-analysis. Am J Gastroenterol. 2008 Sep;103(9):2394-400. doi: 10.1111/j.1572-0241.2008.02064.x. Epub 2008 Aug 5. PMID: 18684177./

Referencias Continuación

[7] Flood TR, Kuennen MR, Blacker SD, Myers SD, Walker EF, Lee BJ. The effect of sex, menstrual cycle phase and oral contraceptive use on intestinal permeability and ex-vivo monocyte TNFα release following treatment with lipopolysaccharide and hyperthermia. Cytokine. 2022 Oct;158:155991. doi: 10.1016/j.cyto.2022.155991. Epub 2022 Ago 6. PMID: 35944412.

[8] Skovlund CW, Mørch LS, Kessing LV, Lidegaard Ø. Association of Hormonal Contraception With Depression. JAMA Psychiatry. 2016 Nov 1;73(11):1154-1162. doi: 10.1001/jamapsychiatry.2016.2387. Fe de erratas en: JAMA Psychiatry. 2017 Jul 1;74(7):764. doi: 10.1001/jamapsychiatry.2017.1446. PMID: 27680324.

[9] Desbonnet L, Garrett L, Clarke G, Kiely B, Cryan JF, Dinan TG. Effects of the probiotic Bifidobacterium infantis in the maternal separation model of depression. Neuroscience. 2010 Nov 10;170(4):1179-88. doi: 10.1016/j.neuroscience.2010.08.005. Epub 2010 Ago 6. PMID: 20696216.

[10] Li N, Wang Q, Wang Y, Sun A, Lin Y, Jin Y, Li X. Oral Probiotics Ameliorate the Behavioral Deficits Induced by Chronic Mild Stress in Mice via the Gut Microbiota-Inflammation Axis. Front Behav Neurosci. 2018 Nov 6;12:266. doi: 10.3389/fnbeh.2018.00266. PMID: 30459574; PMCID: PMC6232506.

[11] Hayer SS, Hwang S, Clayton JB. Antibiotic-induced gut dysbiosis and cognitive, emotional, and behavioral changes in rodents: a systematic review and meta-analysis. Front Neurosci. 2023 Sep 1;17:1237177. doi: 10.3389/fnins.2023.1237177. PMID: 37719161; PMCID: PMC10504664.

[12] Xu Q, Sun L, Chen Q, Jiao C, Wang Y, Li H, Xie J, Zhu F, Wang J, Zhang W, Xie L, Wu H, Zuo Z, Chen X. Gut microbiota dysbiosis contributes to depression-like behaviors via hippocampal NLRP3-mediated neuroinflammation in a postpartum depression mouse model. Brain Behav Immun. 2024 Jul;119:220-235. doi: 10.1016/j.bbi.2024.04.002. Epub 2024 Abr 8. PMID: 38599497.

[13] Barandouzi ZA, Starkweather AR, Henderson WA, Gyamfi A, Cong XS. Altered Composition of Gut Microbiota in Depression: A Systematic Review. Front Psychiatry. 2020 Jun 10;11:541. doi: 10.3389/fpsyt.2020.00541. PMID: 32587537; PMCID: PMC7299157.

[14] Hua X, Cao Y, Morgan DM, Miller K, Chin SM, Bellavance D, Khalili H. Análisis longitudinal del impacto del uso de anticonceptivos orales en el microbioma intestinal. J Med Microbiol. 2022 Apr;71(4). doi: 10.1099/jmm.0.001512. PMID: 35452382.

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