La historia del ciclo menstrual que nunca me contaron

Gametos humanos: óvulo y espermatozoide. Aproximadamente 50% de los espermatozoides flotantes contienen el cromosoma Y (-> la fecundación da lugar a un hijo ♂ masculino), los otros 50% engloban el cromosoma X (-> la concepción pruduce un hijo ♀ femenino). Foto de Quapan http://bit.ly/2elV61N

Durante mucho tiempo, mi ciclo menstrual fue esencialmente una batalla librada con tampones y Midol. No retuve mucho de la clase de ciencias de 8º curso. Memoricé los datos sobre hormonas, glándulas pituitarias, folículos y óvulos, pero seguían siendo conceptos oscuros para mí. Luego lo olvidé todo al día siguiente del examen. Probablemente volvimos a repasarlo en el instituto... no lo recuerdo. Después de eso, nadie volvió a decir una palabra al respecto: ni una novia, ni mi madre, ni siquiera mi ginecólogo obstetra.

Sólo muchos años después de mi primera menstruación empecé a comprender realmente lo que ocurría cada mes en mi bajo vientre. Y empecé a darme cuenta de lo increíble que es.

Antes de empezar, quiero limpiar un poco nuestra forma de hablar de estas cosas. ¿Qué tal si hoy hablamos de fertilidad en lugar de higiene femenina (¡qué término más cutre, en serio! La palabra higiene implica que es algo sucio)? ¿Qué tal si hablamos de ovulación en lugar de menstruación? Al principio puede parecer que no hay mucha diferencia, pero cuando te fijes un poco más .... verás a lo que me refiero. Porque el ciclo menstrual no es una historia de tampones y compresas; es la maravillosa historia de un óvulo.

Érase una vez...

... ¿un huevo? No es poca cosa. Para empezar, es la célula más grande del cuerpo humano. Mide unos 150 micrómetros, es decir, 15% de milímetro (= 30 veces más grande que la cabeza de un espermatozoide). Es visible a simple vista: tiene el tamaño aproximado del agujero que haría una aguja en una hoja de papel. Pero además es la célula más poderosa: contiene la mitad de todo lo que se necesita para hacer un ser humano. También llamamos óvulo a este huevo.

¿Sabes cómo hablamos de LA Super Bowl? ¿El best seller #1 del New York Times? ¿El éxito del verano? Pues piense que ésta es LA historia del óvulo del mes. El drama de la fertilidad se desarrolla en cuatro episodios llenos de suspense, cada uno en su propio escenario.

Episodio 1: en el ovario

Imagen de un ovarioEl óvulo, del tamaño de una almendra, está cuidadosamente sujeto por una membrana cerca del útero. Al principio de la vida de la mujer, contiene 500.000 óvulos cuidadosamente empaquetados, cada uno encerrado en una envoltura protectora llamada folículo. Han estado esperando allí desde su nacimiento. Cada mes, desde la adolescencia hasta la menopausia, se preseleccionan y preparan unos 20 de estos folículos. Entre ellos, sólo uno será elegido para agrandarse y liberar después el óvulo que contiene. Durante la primera fase del ciclo, después de la regla, este folículo crece: por eso se llama fase folicular. Una vez completada la maduración del folículo, el cerebro envía un mensajero llamado hormona LH para ordenar la liberación del óvulo. Por fin listo para salir, el pequeño pero decidido óvulo escapa de su acogedora alcoba para ir a buscar... el amor ♥♥♥.

Episodio 2: en la trompa de Falopio

En este episodio se produce, o no, el primer beso. Es muy breve: ¡menos de 24 horas! Cuando el óvulo se desprende del ovario, pasa el rato en la trompa de Falopio, donde espera al príncipe azul, es decir, si aparece una flota de espermatozoides, y si entre ellos está el chico adecuado, se produce la fecundación; si no, el óvulo desaparece. En cualquier caso, lo que ocurre después es un secreto bien guardado durante varios días. Preguntas como: "¿La besó o no?" quedan sin respuesta. Ninguna otra parte del cuerpo es consciente de lo que ha ocurrido (por eso las pruebas de embarazo no funcionan de inmediato).

Fecundación humana Mujer natural

Episodio 3: en el útero

El suspense continúa durante este episodio, que puede tener dos finales muy diferentes. Tardaremos unos 14 días en saber si el óvulo ha sido fecundado o no. ¿Hubo un primer beso? Si es así, hay muchas probabilidades de que el óvulo fecundado intente anidar en algún lugar... pero antes de que se asiente e implante en el útero, la pareja de enamorados disfruta de una luna de miel secreta de seis a nueve días.

Mientras tanto, el folículo que contenía el óvulo sigue desempeñando un papel importante en esta historia. Vaciado del óvulo, ahora se convierte en el "cuerpo lúteo" o "cuerpo amarillo". Libera sus propias obreras diminutas, las hormonas progesterona, que ayudan al útero a reforzar su revestimiento acolchado (el endometrio) y a prepararse para la posible acogida de un óvulo fecundado. Esta acción, también llamada fase lútea, se produce tanto si ha tenido lugar el primer beso entre el óvulo y el príncipe azul como si no. El suspense sigue en su punto álgido.

Episodio 4: en la vagina

Ahora llega la resolución, el desenlace de este drama. Si hubo fecundación e implantación del óvulo en el útero, la mayor parte de la acción permanece en el útero: es lo que se conoce como embarazo. En este caso, el episodio 4 queda prácticamente cancelado: hasta dentro de nueve meses. Pero por lo demás, la historia continúa y el final tiene lugar en la vagina. Nuestro cuerpo se da cuenta de que el óvulo no ha sido fecundado y de que el revestimiento del útero se ha engrosado para nada: las hormonas progesteronas se toman su licencia para un merecido descanso: esta caída hormonal desencadena la regla. Observa cómo evacua el grueso revestimiento del útero que estaba preparado para el óvulo fecundado que nunca llegó. Ya inservible, se retira para que pueda construirse de nuevo la próxima vez. Episodio 4, final de la temporada. Pero no te preocupes, ¡otro episodio ya está en marcha! La serie sólo terminará en la menopausia.

¿No crees que apreciamos más la menstruación cuando nos damos cuenta de cómo funciona todo? En lugar de temerla como una tribulación mensual, se convierte en la magnífica señal de que hemos hecho lo necesario para mantenernos preparadas para dar vida. La mayoría de las veces no se produce la fecundación, pero el cuerpo de la mujer, que no es un mal perdedor, no se desanima. Empieza a preparar otro óvulo en cuanto tiene claro que esta vez no era el momento adecuado. ¡Qué persistencia! Es inspirador para nuestra vida cotidiana.

Sí, chicos, derramamos nuestra sangre cada mes para, sencillamente, salvar a la humanidad. Yo diría que merecemos una medalla.

Tiare

(traducido y editado por Anna y Gerard Migeon con permiso)

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