Hoy en día, la medicina es prácticamente sinónimo de consumo de drogas, por lo que no es de extrañar que cualquier mujer que acuda a su médico con una preocupación reproductiva salga probablemente con una receta.
En aras de un consumo informado, veamos con más detalle qué hacen los fármacos reproductivos más comunes.
Medicamentos que previenen el embarazo
Las píldoras anticonceptivas son esteroides artificiales que imitan los efectos del estrógeno y la progesterona, las dos hormonas que rigen la ovulación. Contienen unas 7.000 veces más estrógenos (35.000 nanogramos) que un filete de ternera criada de forma convencional.
La píldora anula el ciclo hormonal natural de la mujer, dando la apariencia de periodos regulares. En realidad, la "menstruación" sólo se produce en forma de "hemorragia de abstinencia" cuando la mujer deja de tomar las hormonas sintéticas.
Para minimizar la posibilidad de concepción e implantación humana, la píldora también actúa haciendo que el flujo cervical sea inhóspito para los espermatozoides. Los espermatozoides necesitan un buen flujo cervical para sobrevivir en la vagina ácida y durar lo suficiente para fecundar el óvulo.
Si algún espermatozoide consigue traspasar el orificio cervical, las sustancias químicas de la píldora retardarán el funcionamiento de los cilios, unas células en forma de látigo que recubren las trompas de Falopio. Normalmente, estos cilios dirigen el óvulo fecundado hacia el útero para su implantación en el rico revestimiento uterino, donde crecerá el bebé.
Por último, la píldora impide la formación del revestimiento uterino, otro medio de desalentar la implantación del embrión humano recién formado. Si el embrión consigue implantarse en la pared uterina, la nueva vida seguirá creciendo. Si no consigue implantarse, el embrión morirá y será desechado.
A pesar de estas múltiples barreras, los embarazos SÍ ocurren mientras se toma la píldora. La vida tiene una manera asombrosa de encontrar un camino...
Medicamentos para quedarse embarazada
En el lado opuesto del espectro de la planificación familiar, la industria médica tiene el citrato de clomifeno (Clomid, una marca comercial de Aventisub LLC) para ofrecer a las mujeres que deciden que quieren tener un hijo y necesitan ayuda en el proceso. Clomid actúa uniéndose a los receptores de estrógeno del cerebro, de modo que el estrógeno natural no puede detectarse. De este modo, este fármaco proovulatorio engaña al cuerpo para que produzca más hormona, lo que hace que crezcan más óvulos inmaduros (folículos), madurando más de lo que el cuerpo haría por sí solo.[1].
Katie Singer, autora de Honrar nuestros ciclos, escribe que "esencialmente, el Clomid hiperestimula un aspecto del sistema reproductivo - que luego requiere que el resto del sistema (que tal vez estaba desincronizado antes de que se administrara el fármaco) se aferre a la salud y la integridad en respuesta a ser sobreestimulado". Efectos secundarios ginecológicos conocidos de Clomid incluyen sofocos, formación de quistes ováricos y adelgazamiento del revestimiento uterino.
También hay pruebas que sugieren que el Clomid, al igual que su opuesto farmacéutico, puede secar el fluido cervical necesario para la concepción.[2]
Estos fármacos son un intento de responder a una gran demanda de mujeres y parejas. Sin embargo, esta tecnología tiene un precio para el cuerpo humano, y posiblemente a los niños nacidos de dicho régimen. Es fundamental que las mujeres comprendan mejor cómo pueden afectarles y estén debidamente informadas de alternativas naturales.
Referencias
[1] http://www.webmd.com/drugs/2/drug-11204/clomid-oral/details
[2] Singer, Katie. "Repensar la salud reproductiva". Tradiciones sabias, Número sobre el bebé sano. Pág. 42-48.