Autoinmunidad

Las enfermedades autoinmunes (AI) son enigmáticas. De las casi 100 enfermedades en la familia AI, ninguna pudo ser realmente etiquetada como prototípica. Durante años, la diversidad de estas enfermedades hizo difícil para la comunidad médica reconocer qué estaba sucediendo a medida que la autoinmunidad crecía hasta convertirse en una epidemia. La fragmentación y compartimentación de la medicina occidental oscurecieron esencialmente su habiidad para conectar los puntos. Pero ahora podemos ver que los anticonceptivos hormonales son al menos parcialmente responsables del aumento de estas enfermedades aparentemente dispares.

Lupus es principalmente una enfermedad reumática. La esclerosis múltiple ataca el sistema nervioso central. La enfermedad de Crohn ataca el intestino. A pesar de las diferencias en el amplio espectro de enfermedades que están debajo del paraguas de AI (Enfermedad Autoinmune), hay evidencia de un sólido vínculo subyacente. Uno de cada cuatro pacientes autoinmunes serán diagnosticados con otra enfermedad AI, y cada una de estas enfermedades es el producto de un sistema inmunológico renegado que ataca el tejido sano del cuerpo. Pero la conexión se expande más allá de lo que se ha etiquetado como síndrome autoinmune múltiple.

La conexión autoinmune y estrogénica

Hace unos cuantos años, asistí a una conferencia de una de las principales autoridades en enfermedades autoinmunes, que prendería la chispa de mi interés en la investigación del control de la natalidad. Durante sus estudios sobre la tiroiditis de Hashimoto a finales de la década de 1950, el Dr. Noel Rose primero teorizó la idea de que el sistema inmunológico del cuerpo se atacaba a sí mismo, y se le ocurrió el término “autoinmune” que lo llevaría a ser considerado el Padre de las Enfermedades Autoinmunes. Esa noche, él le dijo a la audiencia que los investigadores sabían desde el inicio que el estrógeno probablemente jugaba un rol importante en la autoinmunidad debido al rol que normalmente tiene en el sistema inmunológico de la mujer, además del hecho de que cerca del 80 por ciento de todos los diagnósticos eran (y son) de mujeres.

El Dr. Rose explicó que los pacientes deben estar predispuestos genéticamente a contraer una enfermedad autoinmune, pero enfatizó que los desencadenantes ambientales son la verdadera clave para activar la afección. Estudios de gemelos idénticos han demostrado que las enfermedades AI solamente atacan a ambos gemelos el 24 por ciento de las veces. Si una enfermedad IA fuera puramente genética y atacara a un gemelo, debido a su propia naturaleza, también atacaría al otro hermano. Puesto que no siempre sucede, los factores ambientales juegan papel importante.

Conforme avanzaba la conferencia, yo estaba fascinado aprendiendo sobre las células T. El doctor las describía como los soldados del sistema inmunológico. Él decía que cuando los estrógenos naturales de nuestro cuerpo se unen a los receptores de estas células T, arma a los soldados y les da las órdenes de marchar. Los estrógenos naturales señalan básicamente al invasor y activan el comando de ataque. Pero cuando agentes disruptivos que imitan al estrógeno natural entran a nuestro cuerpo, se unen a los receptores. Repentinamente, el soldado está armado, pero no sabe qué atacar porque los estrógenos sintéticos no llevan el código que nuestro estrógeno natural hubiera brindado. Esto puede causar que el sistema inmunológico armado lucha contra nuestro tejido sano del cuerpo, lo que produciría una enfermedad AI para las que están genéticamente predispuestas.

La mala noticia es que MUCHA gente está predispuesta genéticamente. Solo en los Estados Unidos, más de 23 millones de personas sufren de una enfermedad autoinmune. Colectivamente, su incidencia es mayor que la del cáncer o la enfermedad cardíaca.

El control de la natalidad es un disruptor endocrinológico

Los agentes disruptivos que imitan el estrógeno en nuestros cuerpos se conocen como disruptores endocrinos, y han ganado mucha notoriedad en los últimos años. Desafortunadamente, las noticias en los medios de comunicación se enfocan frecuentemente en los químicos disruptivos como dioxinas, detergentes, BPA y hasta la soja. Lamentablemente, rara vez incluyen el más prolífico y potente químico sintético explícitamente diseñado para imitar el estrógeno natural en el cuerpo – el anticonceptivo hormonal.

Una estimación conservadora de 11 millones de mujeres en los Estados Unidos toman alguna forma de anticonceptivo hormonal cada día. En vista de que cada molécula de esos estrógenos sintéticos es aproximadamente 100 veces más potente que el estradiol natural de una mujer, los anticonceptivos equivalen a una poderosa forma de contaminación interna. Pero, ¿cómo podemos estar seguros que son los únicos a quién culpar de las enfermedades AI más que a otros químicos conocidos por interrumpir el sistema endocrino?

La primera indicación es que la incidencia de las enfermedades AI ha aumentado dramáticamente desde la introducción de la píldora. Se podría discutir que muchos de los otros químicos nocivos ingresaron al ambiente dentro del mismo período de tiempo, y es un punto válido; pero no explica el hecho de que la relación de género también se haya sesgado dramáticamente desde que se introdujo la píldora. Por ejemplo, el doble de mujeres que de hombres fueron diagnosticadas con Esclerosis Múltiple (MS por sus siglas en inglés) en 1940. Para el año 2000, cuatro de cinco pacientes con MS eran mujeres. Eso es un 50 por ciento de aumento en cada década desde que se introdujo la píldora.

Otros estudios recientes encontraron que mujeres que tomaron anticonceptivos tenían un 35 por ciento más de probabilidades de desarrollar Esclerosis Múltiple, 50 por ciento más de probabilidades de desarrollar Lupus, y se enfrentaron tres veces más al riesgo de sufrir la enfermedad de Chron cuando se comparaban con mujeres que nunca tomaron anticonceptivos.

Lo que sabemos acerca de las hormonas y las enfermedades autoinmunes

A nivel general, los científicos aún no entienden bien acerca de cómo funciona internamente la enfermedad autoinmune. Esto es lo que sabemos: las hormonas son poderosos mensajeros químicos que juegan un rol en casi todos los procesos que realiza el cuerpo. Aun cuando no sabemos exactamente cómo funcionan estos mensajeros ni cuál es su rol exactamente en el sistema inmunológico, debemos saber lo suficiente por ahora para tratar de no desequilibrarlos.

Para más información sobre las conexiones entre los anticonceptivos y las enfermedades autoinmunes, consulte con los artículos a continuación. Algunos de ellos están en Inglés.

La enfermedad de la vesícula en las mujeres: la conexión con anticonceptivos hormonales

Pueden los anticonceptivos hormonales disparar la esclerosis múltiple?

La posible causa del Lupus de la que nadie está hablando, control de la natalidad hormonal